viernes, 1 de junio de 2012

Testigo privilegiado


En "El sonido de los Beatles", Geoff Emerick recuerda sus días como ingeniero de sonido en la banda más importante de la historia del pop.
Aquel que piense que la ofensa mayor de la cultura pop hacia el sello EMI la habían proferido los Sex Pistols con su canción alusiva, puede que cambie de opinión luego de leer El sonido de los Beatles, el libro de memorias de Geoff Emerick, ingeniero de grabación del grupo en sus discos más emblemáticos, recientemente publicado en Argentina por la editorial española Indicios. Allí, Emerick no sólo destila ironía british contra la compañía en varios pasajes, sino que también se encarga de desmitificar una de las grandes portadas de la historia del rock.

Hacia el final del libro, cuenta que los Beatles se tomaron la icónica fotografía que los muestra cruzando la calle Abbey Road no porque les gustara pasar el rato en el estudio, como se hizo creer, sino porque se les venía el tiempo encima y esa imagen era lo que tenían más a mano. “Todos coincidían en que la foto debía mostrarlos alejándose del estudio, no caminando hacia el mismo. Hasta tal punto había llegado a desagradarles estar allí”, cuenta este hombre clave en la historia de los Fab Four.

Y lo fue por diversas razones. Si los Beatles eran quienes componían su música y George Martin, su productor, era el encargado de potenciar las canciones al escribir los arreglos, Emerick tuvo la difícil misión de satisfacer los pedidos (o los caprichos) de los artistas cuando le indicaban cómo querían que sonaran los instrumentos y las voces. La forma en que describe las exigencias de Lennon y McCartney en el estudio también funciona como resumen de las personalidades de cada uno. Cuenta Emerick: “Si Paul solía decir: «Esta canción necesita metales y timbales», la indicación de John era más bien: «Quiero que suene como James Dean dándole caña a la moto por la autopista»”.

Emerick ingresó muy joven a los estudios EMI y comenzó a trabajar con los Beatles cuando todavía no había alcanzado la mayoría de edad. Primero como un modesto ayudante, pero su formación, y fundamentalmente su curiosidad, le permitieron convertirse en el ingeniero de grabación del grupo más importante de su tiempo (y posiblemente de la historia de la música popular).

El libro, escrito en coautoría con Howard Massey, rebosa de anécdotas acerca de la banda, los talentos y limitaciones de cada beatle, la gestación de canciones o discos decisivos como Revolvero Sargeant Pepper, trucos de estudio que surgieron premeditadamente o de forma accidental y otras perlitas de la trastienda del grupo y sus personas cercanas durante aquellos años mágicos.

Tácitamente, Emerick deja en claro que su favorito siempre fue McCartney (de hecho, volvió a trabajar con él para Band on the run, uno de sus discos post Beatles más celebrados), pero también tiene palabras elogiosas para Lennon, aunque critica en varias ocasiones su inestable personalidad. No tiene la misma actitud frente a George Harrison (asegura que recién en Abbey Road pudo llegar a componer a un nivel digno de los Beatles) ni frente a Ringo Starr, a quien describe como un personaje casi secundario, con pocos aportes significativos a la música del cuarteto de Liverpool.

El sonido de los Beatles
Geoff Emerick y Howard Massey
Indicios
412 páginas
$ 120


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