lunes, 11 de febrero de 2013

Medio siglo de Please Please Me

Hace 50 años los Beatles grabaron el grueso de su primer álbum. Un solo día bastó para reescribir la historia de la industria musical. Una maratón musical de once horas.



Una de las versiones cuenta que ya había llegado a su fin aquella sesión, una de las jornadas de grabación más famosas de la historia, cuando los Beatles fueron convocados de nuevo ante los micrófonos. 


Faltaba un tema para completar el disco con el que los cuatro de Liverpool pretendían sellar el exitoso camino que meses atrás había abierto Love me Do, el primer sencillo que lanzaron bajo el sello Parlophone. 



Las casi diez horas de grabación de aquel lunes 11 de febrero de 1963 habían dejado exhaustos a los cuatro músicos, quienes decidieron agregar un tema que tocaban con frecuencia en el Cavern Club y la ciudad de Hamburgo, donde todo comenzó.
La voz desgarrada de un John Lennon resfriado quedó para la posteridad. En una toma, el cuarteto grabó el cover Twist and Shout y así el primer álbum de los Beatles, Please Please Me, quedaba en las cintas de los estudios EMI, ubicados en el inmortal Abbey Road de Londres.



Solo una canción del norte
Otra versión de la historia asegura que el productor George Martin dejó Twist and Shout para los 15 minutos finales, pues temía que la voz de Lennon estuviera afectada tras diez horas de grabación.
Como sea, la maratónica sesión cumple mañana 50 años, cuando el cantante Mick Hucknall y los Stereophonics unan fuerzas, de nuevo en los estudios de Abbey Road, para emular la histórica grabación. 


"Once horas se gastaron para grabar un disco... Cuatro años después, ¡se gastaron 700 horas para hacer Sgt. Pepper…", apunta Manolo Bellón, periodista musical, bien conocido por su afición al Fab Four. 



La combinación de covers y temas propios, la riqueza melódica y la idea de emular un concierto en vivo son aciertos que, para Bellón, mantienen las 14 canciones "eternamente frescas".
En efecto, cortes como I Saw her Standing There, Boys y el mismo Twist and Shout explican bien por qué Ringo Starr, John Lennon, Paul McCartney y George Harrison son considerados los patriarcas del pop, el rock y hasta el metal. 



Para Gustavo Gómez, otro reconocido seguidor del cuarteto, ese primer LP –"básico, rudimentario y afanado"– permitió que los Beatles trascendieran el one hit wonder. Es decir, el éxito momentáneo de un solo tema.
"Demostraron en un solo día lo que podían hacer, porque todavía no creían en ellos", afirma. "Les dieron una oportunidad y se la jugaron como se la jugaron con muchos, pero nadie nunca pensó que fueran a ser lo que hoy son".


Añade el periodista de Caracol Radio que tal vez el valor del álbum sea nostálgico para los que aún sufren de Beatlemanía, que no son pocos. 


Más tarde llegarían las obras maestras que revolucionarían para siempre la industria musical: el ambicioso Sgt. Pepper de 1967 con su explosión creativa, el innovador White de 1968; los que auguraban la separación definitiva, el Let it be y el Abbey Road. Ninguno de ellos, sin embargo, se hubiera concretado sin aquella jornada relámpago de 1963.

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